La chica que no quería ser princesa

No sueña con enamorarse. Y, especial y fundamentalmente: no quiere ser princesa

Aurora tiene una vida intensa que vuelca íntegramente en Madonna, su bullet journal. Madonna es agenda, diario, lista de pendientes y confidente. En sus páginas se entrelazan recortes de debates y marchas feministas, actividades en el refugio de mascotas en el que es voluntaria, y fotos de motos y de sus cinco perros. Claramente, no tiene tiempo para el amor. Y, si lo tuviera, sus cuatro hermanos, que desde la muerte de sus padres la cuidan hasta de su sombra, no lo permitirían.

Pero, entonces, la vida le pone por delante a Tiziano, un italiano heredero al trono que, harto de una vida llena de deberes, juega una apuesta con su padre: si logra vivir en Buenos Aires durante siete días como un ciudadano común, evitará casarse y podrá́ seguir corriendo en Fórmula 1. Si lo descubren, deberá́ aceptar su matrimonio arreglado y las responsabilidades que conlleva la Corona.

Sus vidas se entrelazan cuando él descubre la agenda de ella. En medio de un intento de asesinato, surge un romance que los transforma y los lleva a vivir aventuras, como partidas de póker clandestinas y viajes románticos.

Una historia de amor que podría ser hermosa y perfecta… como un cuento de hadas. Pero no.

La tragedia amenaza su felicidad, recordándoles que los cuentos de hadas no existen para una chica que no quiere ser princesa.